1. PRECIO
Cuando se compra un departamento en pozo se contribuye a financiar al desarrollador. Dependiendo del avance de obra se pueden obtener importantes descuentos de hasta el 20% sobre el precio de la unidad. A eso hoy se le puede sumar que el costo de la construcción en dólares sigue siendo bajo, de manera que el precio final será mucho menor que dos años atrás.

2. FINANCIACIÓN
A falta de crédito hipotecario, siempre se puede recurrir a la inversión desde pozo. Los constructores tienen planes que permiten ir pagando el inmueble a medida que se realiza la obra. Los plazos no son tan largos como los de un crédito tradicional, pero facilitan la compra para quienes tienen un capital ahorrado.
3. RENDIMIENTO
El dinero desembolsado no se desvaloriza, sino que va creciendo a la par del índice que elabora la Cámara Argentina de la Construcción. Así, todo lo invertido se actualizará más o menos en línea con la inflación.
4. SIN GASTOS DE MANTENIMIENTO
Mientras dure la construcción no se generan gastos de mantenimiento. Impuestos inmobiliarios, tasas o expensas solo se empiezan a pagar a partir de que se realiza la subdivisión y se entrega la unidad.

5. REINVERSIÓN
Una vez que se adquirió la primera unidad, se puede usar la renta obtenida para ingresar en un segundo fideicomiso. En pocos años se puede llegar a tener varias propiedades e incrementar los ingresos para una futura jubilación.
6. PERSONALIZACIÓN
Cuando se ingresa en una etapa temprana del desarrollo, siempre se puede conversar con el constructor para que adapte la unidad a necesidades particulares. En casi todos los casos, si la modificación no es demasiado grande, se puede hacer. Desde unir dos ambientes para crear uno más grande hasta unificar dos unidades, las posibilidades son infinitas.